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[Ensayo personal] Yo también me tiraría a los de Måneskin

Yo también me tiraría a los de Måneskin mañana mismo. ¿Pero alguien se ha parado a pensar en que igual Damiano David pasó 10 años (por ejemplo) estudiando música para que ahora parezca que con estar buenísimo está to’ soluciona’o? Su estética tira abajo muchos tópicos de la masculinidad tradicional. Pero si ha habido y hay un gran trabajo por dejar de hipersexualizar el cuerpo femenino, no creo que pasar a hipersexualizar y cosificar los cuerpos masculinos sea el camino. Pero tampoco creo que se trate de que «está mal» ni que tengamos que empezar a fustigarnos por ello. Culpabilizarse nunca es la solución. Hemos sido educadxs en una serie de patrones de valoración y actuamos conforme a ello. Es ahora cuando más trabajo hay por delante. Toca dejar de lado esos patrones y abandonar esas escalas de valor cuyo daño ya conocemos. En su lugar, tal vez haya que empezar a crear o imaginar otros vínculos, a buscar otras formas de relacionarnos y de valorar lo que hay. ¿Qué se valora y por qué? Y sobre todo, urge dejar de construir altares. Lo que se sube al altar nunca es una persona, sino cierta imagen.

Diego V.

[Ensayo personal] España vs Marruecos, y algunas reflexiones sobre la cuestión del Estado

Hay que saber leer cada situación en concreto.
A continuación, expondré algunos ejemplos de actualidad:

  • El conflicto entre Israel y Palestina. Se trata de un conflicto entre un Estado imperialista y una nación oprimida. En este caso, lo justo es posicionarse con la nación oprimida, el proletariado palestino y el proletariado israelí que se posiciona contra «su» Estado.
  • El conflicto entre Marruecos y el Sáhara. También, más de lo mismo. Conflicto entre Estado imperialista y nación oprimida.
  • El conflicto en Colombia. En este caso se trata de un conflicto dentro de un mismo país, entre las masas y el Estado. Aquí tenemos que posicionarnos con las masas, recordando siempre que no se trata de alcanzar un Estado más democrático y representativo sino de realizar la revolución proletaria.

Tras este brevísimo repaso a tres conflictos diferentes, vamos a lo que nos ocupa. El conflicto entre Marruecos y España es un conflicto interimperialista, entre un Estado imperialista y otro Estado imperialista. Al parecer todo esto ha surgido a raiz de que el SG del Frente Polisario enfermó gravemente de covid y, como en Argelia (que es donde permanecía exiliado) no tenían los suficientes medios sanitarios para tratarlo, lo trasladaron a España. ¿Los motivos? Se desconocen. Probablemente el Estado argelino, amigo del Frente Polisario y enemigo de Marruecos, presionase a Alemania y la UE (ya que mantiene relaciones con Alemania) para curar al SG del Frente Polisario, siendo España a quien le tocó «comerse el marrón» -España siempre ha sido un país imperialista con un papel subsidario o secundario en los conflictos interimperialistas. Fuese cual fuese el detonante, yo creo que el meollo del asunto viene de más atrás, y es que hace tiempo que el Estado marroquí y el Estado español han mostrado intereses contrapuestos en lo económico. Ante los últimos sucesos en la frontera de Ceuta yo creo que tenemos que posicionarnos contra el Estado marroquí pero también contra el Estado español, pues es un Estado que no representa los intereses del proletariado, representa los intereses de la burguesía española, y esta es una clase a la que le importa entre poco y nada que Marruecos sea una monarquía reaccionaria o un país imperialista (¿cómo va a importarle si España también lo es?), al final siempre se mostrará conciliadora con la burguesía marroquí pues sabe que en lo económico siempre se podrá entender con ella. Igualmente, en el caso de que el conflicto se agudice y se manifieste en lo político y lo militar (cosa que veo poco probable dada la alta posibilidad de reconcilio), en ese caso de guerra interimperialista la carne de cañón y el principal afectado siempre será el proletariado de ambos países. Por tanto, no es España quien tiene que dar un paso adelante, sino la clase del proletariado revolucionario quien tiene que dar un paso adelante. Pedirle al Estado español que se posicione decididamente contra el Estado marroquí y sus «barbaridades» es como pedirle peras al olmo. ¿Acaso alguien se imagina a la burguesía española criticando y atacando abiertamente al Estado marroquí? ¿O armando a las masas saharauis y apoyándolas activamente en su lucha de liberación nacional? ¿Entonces por qué pedir al Estado español que haga algo al respecto? ¿No es el Estado la herramienta de dominación de una clase sobre otra?

Apreciar el Estado-nación porque es un ámbito objetivo en el que se da la lucha de clases es como apreciar el sistema de trabajo asalariado porque también es un ámbito objetivo en el que se da la lucha de clases. Tenemos que reconocer la existencia de estos campos de lucha y trabajar en ellos, pero no buscando su reproducción sino su superación, acabando con la división entre las naciones y con la división del trabajo (inciso: cuando hablo de acabar con la división entre las naciones no hablo de exterminar todas las culturas sobre la faz de la tierra, al igual que acabar con la división del trabajo no significa que todos vayamos a pensar y hacer exactamente las mismas cosas).

Actualmente la contradicción principal que mueve el mundo son los conflictos interimperialistas; es decir, entre unas facciones de la burguesía y otras, todas ellas representadas por sus respectivos Estados. La contradicción capital-trabajo parece haber quedado relegada a un segundo plano, reducida al ámbito laboral. Hoy, como digo, son las contradicciones interimperialistas las que rigen los vaivenes políticos de todo el globo. En mi opinión, ante este escenario en el que la clase obrera ni pincha ni corta, hay que dejar de seguir echando leña al fuego de la guerra imperialista, y volver a poner la contradicción capital-trabajo en primer lugar, no solo vista desde la relación obrero-patrón, sino comprendida en su totalidad y en sus múltiples determinaciones (entre las que se incluyen los conflictos entre Estados).

Hay que convertir la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria. Dicho de otra forma, hay que convertir las guerras entre Estados en guerras entre la burguesía y el proletariado dentro de cada Estado. Una vez hayamos ajustado cuentas con «nuestra» burguesía y el Estado proletario haya vencido al Estado burgués, entonces ya podremos hablar en términos defensistas del Estado.

No hay que apropiarse del Estado actualmente existente e intentar transformarlo desde dentro. Hay que generar uno propio con sus propias instituciones y su propio ejército; un Estado socialista fuerte y unido, capaz de hacer frente al imperialismo, pero no destinado a perpetuarse, destinado a extinguirse tras la lucha de clases, ya que sin clases no tiene sentido hablar de Estado (una lucha que, por cierto, no solo se llevaría a cabo desde dentro hacia fuera del Estado socialista, también dentro de él; el socialismo no es inmediatamente el comunismo). En ese proceso habría fronteras, sí, pero no unas fronteras impuestas por las diferencias nacionales, sino unas fronteras impuestas por el movimiento de la revolución proletaria mundial, entre el campo de la revolución y el campo de la reacción; unas fronteras que en determinados momentos podrán coincidir o no con las actuales, lo importante es su contenido, no su forma.

Cuando las organizaciones obreras siguen el viraje nacionalista de la burguesía para «no perder el pulso» a los trabajadores que «sienten amor por su patria» están preparando objetivamente el terreno para el fascismo y entregándole a él a sus masas. Esto históricamente ha sido así y volverá a ser así.

Es verdad que hoy por hoy la revolución no existe ni en el plano político ni en el militar, no existe ningún Estado socialista y por tanto tampoco existe ningún Ejército rojo. Por mucho que nos pese, y por muy pedante o pesado que nos resulte, hoy la lucha se da principalmente en el plano ideológico. Tenemos que tratar de educarnos en unas ideas y en unos principios que nos permitan hacer germinar la semilla de la revolución.

No estamos sembrando ninguna revolución al defender lo existente, al clamar por la soberanía nacional española o al hablar de la inmigración en términos de «mano de obra» e «integración»; quedarnos en esto, en defender la sociedad tal y como nos viene dada, no tiene sentido si lo que queremos es revolucionarla, destruyendo y superando el sistema capitalista.

En ese eterno «¿y mientras tanto qué?», mientras tanto organicemos la revolución en vistas a romper realmente con lo presente y no seguir reproduciéndolo.

– Camarada Kostra

A propósito del conflicto entre España y Marruecos

A nosotrxs nos importa bien poco quién dispara primero, si «su» burguesía o la «nuestra». Como en 1914, y como en cualquier conflicto interimperialista, será el proletariado (de aquí y de afuera) el que ponga la carne de cañón y el que sufra las consecuencias de sus guerras, mientras ellos se reparten el pastel. Por un lado están los intereses del Estado español y el Estado marroquí (hoy por hoy enfrentados), y por otro lado están los intereses del proletariado internacional. Esas organizaciones tan «revolucionarias» y «definidas» que abogan porque el Estado actual tome cartas en el asunto (recordemos que no se trata de ningún tipo de Estado socialista o proletario) se están posicionando a favor de la burguesía española, de su Estado y su brazo armado, alimentando aún más el choque de intereses entre la burguesía española y la marroquí. La realpolitik «roja», siempre tan pragmática y funcional (para el sistema capitalista, obviamente), ayuda a mantener lejos el horizonte revolucionario cultivando el nacionalismo entre las masas. Nosotrxs no nos posicionamos por ninguno de los rapaces en pugna. Criticamos duramente el chantaje del Estado marroquí, por usar a personas migrantes como armas de guerra. Pero si queremos dejar de permanecer espectantes ante todo cuanto acontece, primero debemos ajustar cuentas con «nuestra» burguesía, no pedirle que se haga respetar.

Acerca de los peajes y otras cuestiones

Tras la crisis del covid, cuyas consecuencias han tenido -y aún tienen- que aguantar lxs trabajadores: lxs que han estado en primera línea en los hospitales, geriátricos y centros de salud (cuya labor, a pesar de las condiciones, ha sido muy loable), pero también todxs aquellxs que han tenido que ir a trabajar, fuese en el sector que fuese, para mantener en pie a la economía y conservar intacta la cadena de valor; ahora, después de este capítulo semiapocalíptico, quieren hacernos tragar con una subida de impuestos. El pretexto es el «Plan de Recuperación» post-covid, un ambicioso programa de reformas dirigido por la UE y ejecutado por el gobierno español, un plan, según ellos, para hacer frente a la crisis «sanitaria» provocada por el covid. Obviamente, quienes vamos a pagar por este plan de reformas somos lxs de siempre, la clase obrera, ¿dónde? En las carreteras, en forma de peajes. Varios miles de millones de euros que dicen que tenemos que costear, pagando por kilómetro recorrido en cada autovía y autopista del Estado español (como si la gasolina y el gasoleo no fuesen suficientemente caros ya).

Nuevamente, mientras los beneficios permanecen en manos privadas (como las de Florentino Pérez, un parásito de las autopistas), es la clase obrera la que debe cargar con los gastos. En vez de subir los impuestos a las rentas altas e impedir su evasión fiscal, o recortar presupuestos en ámbitos burocráticos, militares, clericales, etc. (como haría un buen socialdemócrata), prefieren ir al último eslabón de la cadena, el proletariado, actualmente indefenso y espectante ante cualquier política que se haga. Toda esta jugada con el comodín del ecologismo, eso sí. El mantra de la «transición ecológica»: sintámonos culpables del deterioro del planeta, dejemos de vivir por encima de nuestras posibilidades, tomemos conciencia de la necesidad de desincentivar el uso del automóvil…

Vale, sí, hay que usar menos el coche y la moto y fomentar otros medios de transporte más respetuosos con el medio ambiente como, por ejemplo, un transporte público, asequible y eficiente. Sin embargo, como ya dijimos a propósito del efímero y oportunista Fridays for Future, de nada sirve el ecologismo que solo ve el problema en el consumo y omite las demás esferas de la sociedad, que pone el foco en el consumidor individual y deja de lado a las grandes empresas, responsables de la mayor parte de la contaminación (en España solo 10 empresas producen el 70% de emisiones de CO2).

El problema radica en el qué y cómo se produce (que es lo que determina el qué y cómo se consume) y en la distribución geográfica del tejido productivo, que hace necesario el uso del automóvil privado en muchos hogares, sobretodo en los pueblos. Pero claro, de esto apenas se habla ya que sería atentar contra la propiedad privada de lxs capitalistas y entrometerse en la libre -y caótica- producción y circulación de mercancías. Ese ecologismo interesa y beneficia a la clase dominante, no al planeta.

Nosotros decimos sí a la protección del medio ambiente y al uso consciente del automóvil (y de cualquier cosa), siempre y cuando la política esté direccionada por la clase obrera revolucionaria y no por las élites políticas y económicas (nacionales o extranjeras) que siempre nos dejan en la estacada. De lo contrario todo sería una farsa, también el parche.

¿Qué ye’l Bloque? / ¿Qué es el Bloque?

[2017]

[Ast] Bloque Críticu Asturies somos una organización horizontal, autoxestionada ya independiente na qu’amás de criticar el sistema capitalista dende distintes perspectives, tamién lluchamos pola transformación revolucionaria d’esta realidá. Nós nun nos conformamos coles migayes del capitalismu; nun esperamos nada de él nin de les sos víes «democrátiques» de representación y delegación que nun faen más que dexar el nuesu futuru y les nueses vides en manes de les mesmes élites polítiques y económices de siempres. Llamamos a la auto-organización de toles clases oprimíes y esplotaes a lo llargo de la historia, a la auto-xestión de les industries y les tierres por quienes trabayen nelles, y a la creación d’asamblees y cases del pueblu nes que podamos aconceyar en llibertá y horizontalidá, pa decidir sobre tolos asuntos que mos conciernen, ensin intermediarios y ensin dexanos influenciar por intereses ayenos, y p’algamar alternatives reales y concretes a esti sistema depredador de vides y planetes que tolo que toca conviértelo nuna mera mercancía al serviciu del Capital. ¡Sí a la xunión revolucionaria! ¡Non al oportunismu por bandera! ¡Muerte al Capital! ¡Puxa Asturies llibre!

[Cast] Bloque Críticu somos una organización horizontal, autogestionada e independiente en la que además de criticar el sistema capitalista desde distintas perspectivas, también luchamos por la transformación revolucionaria de esta realidad. Nosotros no nos conformamos con las migajas que nos ofrece el capitalismo; no esperamos nada de él ni de sus falsas vías «democráticas» de representación y delegación que no hacen más que dejar nuestro futuro y nuestras vidas en manos de las mismas élites políticas y económicas de siempre. Llamamos a la autoorganización de todas las clases oprimidas y explotadas, a la autogestión de las industrias y las tierras por quienes las trabajan, y a la creación de asambleas y casas del pueblo en las que podamos reunirnos en libertad y horizontalidad, para decidir sobre todos los asuntos que nos conciernen, sin intermediarios y sin dejarnos influenciar por intereses ajenos, y para crear alternativas reales y concretas a este sistema depredador de vidas y planetas que todo lo que toca lo convierte en una mera mercancía al servicio del capital. ¡Sí a la unión revolucionaria! ¡No al oportunismo de bandera! ¡Muerte al capital! ¡Puxa Asturies llibre!

(Testu de 2017 estrayíu de / Texto de 2017 extraído de https://kaosenlared.net/bloque-criticu-asturies-una-nueva-organizacion-antifascista/)

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[2018]

[Ast] Bloque Críticu naz na seronda 2016 pa recuperar la tradición de llucha qu’un día tuvo Asturies, güei una ruina postindustrial de paru y trabayos precarios. Equí afayáronse militantes veteranos con una nueva xeneración de rapazos, anarquistes con comunistes, republicanos con indepes… Ye’l UHP de 1934, entender que lo que nos xune ye más que lo que nos dixebra. Somos bloque, porque tolos trabayadores tenemos de faer andecha escontra’l capitalismu que nos torga la vida: seya dende’l sindicalismu combativu, la protesta estudiantil, l’acción feminista o l’antifascismu. Pola unidá de la clas trabayadora y les lluches de so. Pero tamién somos críticos, porque refugamos el circu electoral y los charranes que tán nello. Los derechos nun se llexislen, conquístense na cai, y ye ellí onde vas venos, siempres del llau del que llucha. Entamamos n’asamblea y con autoxestión, llueñe d’eses subvenciones que son venenu. Nun suañamos con nenguna utopía: actuamos, actuamos dende los medios que tenemos sobre la nuesa redolada. Aspiramos a un mundu de xusticia social ensin esplotaos nin esplotadores, pero mentanto, lluchamos contra cada retayu y cada baxada salarial, encaramos la probeza con solidaridá y sofitu mutuo. Construyimos un futuru meyor un día y al otru tamién. Un proyectu del pueblu pal pueblu, con rebeldía, ilusión y compromisu. ¿A qué esperes pa ser parte d’él?

[Cast] Bloque Críticu nace en otoño de 2016 para recuperar la tradición de lucha que un día tuvo Asturies, hoy una ruina postindustrial de paro y empleos precarios. Aquí se encontraron militantes veteranos con una nueva generación de chavales, anarquistas con comunistas, republicanos con indepes… Es el UHP de 1934, entender que lo que nos une es más que lo que nos separa. Somos bloque, porque todos los trabajadores debemos hacer piña ante el capitalismo que nos roba la vida: sea desde el sindicalismo combativo, la protesta estudiantil, la acción feminista o el antifascismo. Por la unidad de la clase trabajadora y sus luchas. Pero también somos críticos, porque rechazamos el circo electoral y sus charlatanes. Los derechos no se legislan, se conquistan en la calle, y ahí es donde nos verás, siempre del lado del que lucha. Nos organizamos en asamblea y con autogestión, lejos de esas subvenciones que son veneno. No soñamos con ninguna utopía: actuamos, actuamos desde los medios que tenemos sobre nuestro entorno más cercano. Aspiramos a un mundo de justicia social sin explotados ni explotadores, pero mientras tanto, luchamos contra cada recorte y cada bajada salarial, afrontamos la pobreza con solidaridad y ayuda mutua. Construimos un futuro mejor día a día. Un proyecto del pueblo para el pueblo, con rebeldía, ilusión y compromiso. ¿A qué esperas para ser parte de él?

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[2019]

[Ast]

Sabemos que:
1- Esti sistema, el capitalismu, namás nos trae miseria y esplotación, faciendo a los ricos más ricos y a los probes más probes, ente continues crisis.

2- El racismu, el machismu o’l cambéu climáticu, anque coles traces propies de so, son toes consecuencies del capitalismu, nel so enfotu por discriminar y faer dineru a cualquier preciu. Señalar al capitalismu ye dir al raigañu del problema.

3- Güei sigue teniendo sentíu falar de clases sociales énte les enormes diferencies que vemos ente los que madruguen acaldía y los qu’especulen col nuesu esfuerciu, ye dicir, ente la clas trabayadora y la burguesía.

4- Los nuesos intereses nun son los mesmos. Anque nun nos deamos cuenta, hai una guerra de clases ente ellos y nós, que sufrimos con cada desahuciu, xubida de la lluz y contratu basura. Ye hora de pasar al contraataque.

Queremos:
1- Volver a reconocenos unos a otros como clas trabayadora, porque ye más lo que nos xune que lo que nos dixebra, seyamos camareros, torneros o llimpiadores, estudiantes o paraos, inmigrantes o d’equí. A toos nos cuesta llegar a fin de mes, y ente toos podemos algamar daqué meyor.

2- L’amnistía pa los presos políticos y sociales, pa los que lluchen por un mundu meyor y tamién pa los que traten de sobrevivir ente les ruines d’esti. Non más cárceles nin reformatorios.

3- Lluchar y amañanos por nós mesmos, na cai, ensin esos políticos charranes que namás quieren el nuesu votu y nun tienen dureces nes manes. Si naide curra por ti que naide decida por ti.

4- Una vida que mereza la pena ser vivida, onde nun seyamos un simple númberu nin les pantalles torguen miranos pa los güeyos. Una vida onde naide nos detenga y cuta, y nun haya que sudar pa enllenar la nevera.

¿Qué faemos?
1- Organizanos n’asamblea, onde toos somos iguales, y con autoxestión, llueñe d’eses subvenciones que son venenu. Namás siendo independientes podemos ser llibres.

2- Revistes, charres, talleres, por una cultura verdaderamente popular, contra toles mentires de la escuela y la tele, una cultura que mos faiga llibres y non solitarios consumidores frente a una pantalla.

3- Participar nes distintes lluches de la clas trabayadora. Allá onde haya una inxusticia y xente con ganes de combatila, allá vamos tar, apurriendo la nuesa visión pero sobremanera la nuesa solidaridá. Frente a los burócrates que paralicen les lluches y engañen al pueblu, vamos ser ximelgadores, unos ente munchos, fomentando la autoorganización: la mecha que priende la llapada.

4- Ser un proyectu del pueblu pal pueblu. Nun tamos pencima naide, nun xulgamos, escuchamos, sofitamos ya intentamos camudar la nuesa redolada. Somos rapazos colos mesmos problemes que tu, y anque nun mos conozamos, precisámonos.

(Los testos de 2018 y 2019 vienen de los nuesos fanzines… ¡écha-yos una güeyada!)

[Cast]

Sabemos que:

1- Este sistema, el capitalismo, sólo nos trae miseria y explotación, haciendo a los ricos más ricos y a los pobres más pobres, entre continuas crisis.

2- El racismo, el machismo o el cambio climático, aunque con sus rasgos propios, son todos consecuencias del capitalismo, en su afán por discriminar y hacer dinero a cualquier precio. Señalar al capitalismo es ir a la raíz del problema.

3- Hoy sigue teniendo sentido hablar de clases sociales, ante las enormes diferencias que vemos entre los que madrugan cada día y los que especulan con nuestro esfuerzo, es decir, entre la clase trabajadora y la burguesía.

4- Nuestros intereses no son los mismos. Aunque no nos demos cuenta, hay una guerra de clases entre ellos y nosotros, que sufrimos con cada desahucio, subida de la luz y contrato basura. Es hora de pasar al contraataque.

Queremos:

1- Volver a reconocernos unos a otros como clase trabajadora, porque es más lo que nos une que lo que nos separa, seamos camareros, torneros o limpiadoras, estudiantes o parados, inmigrantes o de aquí. A todos nos cuesta llegar a fin de mes, y entre todos podemos conseguir algo mejor.

2- La amnistía para los presos políticos y sociales, para los que luchan por un mundo mejor y también para los que tratan de sobrevivir entre las ruinas de éste. No más cárceles ni reformatorios.

3- Luchar y organizarnos por nosotros mismos, en la calle, sin esos políticos charlatanes que sólo quieren nuestro voto y no tienen callos en las manos. Si nadie curra por ti que nadie decida por ti.

4- Una vida que merezca la pena ser vivida, donde no seamos un simple número ni las pantallas nos impidan mirarnos a los ojos. Una vida donde nadie nos detenga y golpee, y no haya que sudar para llenar la nevera.

¿Qué hacemos?

1- Organizarnos en asamblea, donde todos somos iguales, y con autogestión, lejos de esas subvenciones que son veneno. Sólo siendo independientes podemos ser libres.

2- Revistas, charlas, talleres, por una cultura verdaderamente popular, contra todas las mentiras de la escuela y la tele, una cultura que nos haga libres y no solitarios consumidores frente a una pantalla.

3- Participar en las distintas luchas de la clase trabajadora. Allá donde haya una injusticia y gente con ganas de combatirla, allá estaremos, aportando nuestra visión pero sobre todo nuestra solidaridad. Frente a los burócratas que paralizan las luchas y engañan al pueblo, seremos agitadores, unos entre muchos, fomentando la autoorganización: la mecha que prende la llama.

4- Ser un proyecto del pueblo para el pueblo. No estamos por encima de nadie, no juzgamos, escuchamos, ayudamos e intentamos cambiar nuestro entorno más cercano. Somos chavales con los mismos problemas que tú, y aunque no nos conozcamos, nos necesitamos.

(Los textos de 2018 y 2019 proceden de nuestros fanzines… ¡échales un vistazo!)