¡Crisis económica! ¿Otra vez?

Parece ser que «de nuevo», «otra vez», una gran crisis económica se cierne sobre nosotrxs, en esta ocasión provocada por la crisis de suministros y agudizada por la crisis energética que ya lleva siendo divulgada y comentada desde hace unos cuantos años. Tal crisis se puede ver claramente en la actual escasez de gas y de petróleo, dos materias primas que siguen siendo fundamentales en muchos sectores de la sociedad, como por ejemplo la electricidad (que no parará de subir ya que las centrales termodinámicas no pueden funcionar sin combustible), el transporte (el gasoil y la gasolina ya están por las nubes) o la alimentación (el gas se usa en la elaboración de fertilizantes, si estos suben de pParece ser que «de nuevo», «otra vez», una gran crisis económica se cierne sobre nosotrxs, en esta ocasión provocada por la crisis de suministros y agudizada por la crisis energética que ya lleva siendo divulgada y comentada desde hace unos cuantos años. Tal crisis se puede ver claramente en la actual escasez de gas y de petróleo, dos materias primas que siguen siendo fundamentales en muchos sectores de la sociedad, como por ejemplo la electricidad (que no parará de subir ya que las centrales termoeléctricas no pueden funcionar sin combustible), el transporte (el gasoil y la gasolina ya están por las nubes) o la alimentación (el gas se usa en la elaboración de fertilizantes, si estos suben de precio también los alimentos subirán de precio). En definitiva, se formará un efecto cadena y veremos cómo, «de nuevo», habrá que apretarse el cinturón. Veremos cómo, «otra vez», la clase obrera de todo el mundo será la que con su sangre y su sudor tenga que mantener operativo este putrefacto sistema del que muy pocos individuos se lucran. Realmente esto no es nuevo, ¡no es otra vez! Esto ya viene de hace mucho tiempo, es la crisis constante y cíclica del capitalismo. Hay quien dice que solo es un problema logístico del transporte marítimo, y es verdad que aún quedan pozos petrolíferos por explotar. Sin embargo, nosotrxs no somos tan optimistas. Puede que en el corto plazo aún no lo veamos, pero la tendencia es hacia el colapso de la civilización tal y como la conocemos. El covid ha hecho mella en los ciclos de producción y distribución, y el capitalismo actual necesita crecer exponencialmente para poder funcionar aunque vivamos en un mundo finito, por muy grande que sea. Si el capital no puede extender más sus garras, lo que hará será exprimir aún más las zonas que ya controla, es decir, aumentar la tasa de explotación. Por ahora, ya hay planes para sablarnos a impuestos aquí y allí, mientras los salarios y las condiciones laborales empeoran cada día. Ya hay planes para una transición energética que, obviamente, tal y como está programada no influirá lo más mínimo en el modo de producción capitalista, sino que irá dirigida a sus efectos, es decir, al consumo individual. En otras palabras, vamos a pasar del Estado del Bienestar al Estado de la «Austeridad», y vamos a ver cómo nuestro nivel de vida se resquebraja poco a poco.

Para nosotrxs, algo fundamental de cara a los tiempos venideros es luchar contra la mentalidad cortoplacista de la sociedad capitalista. Hace tiempo que somos conscientes de que el sistema se va a la mierda, ¡pero parece que nos da igual! Solo nos importa vivir al día, en la inmediatez, sin importar el mañana… Así también piensa el cerdo capitalista que come y bebe sin parar, solo pensando en la ganancia que puede obtener al momento, sin considerar nada más. El caso es que esta crisis «nuevamente» la pagaremos nosotrxs, no ellxs, y ante la creciente miseria y pérdida de derechos muchxs serán lxs que, de manera inmediata, solo pensando en el momento, querrán volver al Estado del Bienestar; reaccionarán a la austeridad reivindicando (o más bien suplicando) aquella idílica época de bonanza y abundancia capitalistas. Nosotrxs decimos no. No queremos volver a la época buena del capital, pues tal cosa sería como una huida hacia adelante. Pensamos que hay que desbrozar el camino en otra dirección, no hacia la reacción (querer volver atrás), sino hacia la revolución, hacia la destrucción del capitalismo, la superación de todo lo que nos rodea y la construcción de un nuevo mundo auténticamente libre e igualitario. Para ello, hay que luchar, hay que preparar y organizar la revolución, pues no va a caer del cielo. Se acelera la descomposición del capitalismo, pero este no caerá si no se le hace caer, y solo el proletariado revolucionario, armado y concienciado, puede hacerle caer.

ANTE LA CRISIS CONSTANTE DEL CAPITAL, ¡ORGANÍZATE Y LUCHA!